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Diabetes mellitus (DM)

 

  • Diabetes mellitus (DM) y otros trastornos del metabolismo de la glucosa sanguínea
  • Diabetes mellitus (DM)
  • Complicaciones de la diabetes mellitus
  • Tratamiento farmacológico de la diabetes mellitus
  • Cetoacidosis alcohólica
  • Cetoacidosis diabética
  • Hipoglucemia
  • Síndrome hiperosmolar no cetocico

 

La diabetes mellitus es un trastorno en el que la glucemia (concentración de azúcar o glucosa en sangre) es excesivamente alta porque el organismo no segrega suficiente insulina para satisfacer su propia demanda.

  • La micción y la sed aumentan y se adelgaza sin pretenderlo.
  • La diabetes causa daños neurológicos y sensibilidad alterada.
  • También daña los vasos sanguíneos e incrementa el riesgo de infarto de miocardio, de accidente cerebrovascular (ictus, infarto cerebral, derrame cerebral), de insuficiencia renal, y de pérdida de visión.
  • El diagnóstico se realiza midiendo la glucemia.
  • Si se padece diabetes, deben consumirse alimentos con poco contenido de carbohidratos y de grasas, practicar ejercicio y, por lo general, tomar medicamentos que reduzcan la glucemia.

La diabetes mellitus es un trastorno en el cual la cantidad de azúcar en la sangre es más elevada de lo normal. Se suele utilizar el término «diabetes mellitus», y no sencillamente «diabetes», para designar esta enfermedad con el fin de distinguirla de la  diabetes insípida. La diabetes insípida es un trastorno relativamente poco frecuente que no afecta a la glucemia, pero que también origina un mayor volumen de orina (poliuria).

Azúcar en sangre

Existen muchos tipos de azúcares: algunos son simples y otros más complejos. La sacarosa (azúcar de mesa) está constituida por dos azúcares más simples llamados glucosa y fructosa. La lactosa (azúcar de la leche) está formada por glucosa y por un azúcar simple llamado galactosa. Los carbohidratos del pan, de la pasta, del arroz y de otros alimentos similares consisten en cadenas largas de moléculas de azúcar simple. Antes de que el organismo pueda absorber la sacarosa, la lactosa, los carbohidratos y otros azúcares complejos, las enzimas del tubo digestivo deben descomponerlos en azúcares simples.

Por lo general, cuando el cuerpo absorbe los azúcares simples, los transforma todos en glucosa, que es el principal combustible del organismo. La glucosa es el azúcar que se desplaza por el torrente sanguíneo y que las células recogen. «Azúcar» en sangre quiere decir, en realidad, glucosa en sangre.

¿Sabías que…?

·         «Azúcar» en sangre quiere decir, en realidad, glucosa en sangre.

Insulina

La insulina, la hormona producida por el páncreas, regula la cantidad de glucosa presente en la sangre. La glucosa del torrente sanguíneo estimula al páncreas para que produzca insulina. Esta insulina ayuda a que la glucosa pase de la sangre a las células. Una vez en el interior de las células, se convierte en energía de uso inmediato o se almacena como grasa o como glucógeno hasta que sea necesaria.

En condiciones normales, la glucemia varía a lo largo del día: aumenta después de cada comida y vuelve a los niveles previos a la comida durante las 2 horas siguientes. Cuando los niveles de glucosa vuelven a los anteriores a la comida, la producción de insulina disminuye. La variación en la glucemia suele encontrarse dentro de un intervalo reducido, alrededor de 70 a 110 mg/dL de sangre en condiciones normales. Si se ingiere una gran cantidad de carbohidratos, la glucemia aumenta, como también lo hace después de cumplir los 65 años de edad, sobre todo después de comer.

Si el organismo no produce la insulina necesaria para transportar la glucosa a las células o si las células dejan de reaccionar con normalidad ante la insulina, la alta concentración sanguínea de glucosa resultante (hiperglucemia) sumada a una cantidad inadecuada de glucosa en las células, da lugar a los síntomas y a las complicaciones de la diabetes.

Tipos de diabetes

Prediabetes

La prediabetes es un trastorno en el que la concentración de glucosa en sangre es demasiado alta para ser considerada normal, pero no lo suficiente para ser catalogada como diabetes. Se padece prediabetes cuando la glucemia en ayunas oscila entre 101 mg/dL y 126 mg/dL o cuando la glucemia 2 horas después de una prueba de tolerancia a la glucosa se encuentra entre 140 mg/dL y 200 mg/dL. Detectar la prediabetes es importante porque esta afección conlleva un mayor riesgo de diabetes en el futuro, así como de cardiopatías. Perder del 5% al 10% del peso corporal mediante una alimentación adecuada y ejercicio reduce de forma considerable el riesgo de padecer diabetes en el futuro.

Diabetes tipo 1

En la diabetes de tipo 1 (antes denominada diabetes insulinodependiente o diabetes de inicio juvenil), el sistema inmunitario del organismo ataca las células del páncreas productoras de insulina, y más del 90% de estas células son destruidas de forma permanente. El páncreas, por lo tanto, produce poca o ninguna insulina. Solo en torno al 10% de todas las personas con diabetes padecen la enfermedad de tipo 1. En la mayoría de ellas, la enfermedad se manifiesta antes de los 30 años, aunque también puede aparecer más tarde.

Los científicos creen que un factor ambiental (posiblemente una infección vírica o un factor nutricional en la infancia o en los primeros años de la edad adulta) provoca que el sistema inmunitario destruya las células pancreáticas productoras de insulina. Existe una predisposición genética a que algunas personas sean más vulnerables que otras a los factores ambientales.

Diabetes de tipo 2

En la diabetes de tipo 2 (antes denominada diabetes no insulinodependiente o diabetes de inicio adulto), el páncreas continúa produciendo insulina, algunas veces incluso a niveles más altos que los normales. Sin embargo, el organismo desarrolla resistencia a los efectos de la insulina, por lo que no hay suficiente insulina para satisfacer los requerimientos corporales.

La diabetes de tipo 2 solía ser poco habitual en niños y en adolescentes, pero la incidencia es cada vez mayor. Sin embargo, lo habitual es que comience a partir de los 30 años y se vuelva más frecuente con la edad. Alrededor del 27% de las personas mayores de 65 años padece diabetes de tipo 2. Ciertos grupos de ascendencias presentan un riesgo mayor de padecer diabetes de tipo 2: los afroamericanos, los americanos de origen asiático, los indios americanos y los latinoamericanos que viven en países desarrollados presentan un riesgo hasta dos y tres veces mayor que las personas de ascendencia caucásica. También existe una predisposición hereditaria a sufrir diabetes de tipo 2.

La obesidad es el principal factor de riesgo de la diabetes de tipo 2; entre el 80% y el 90% de las personas con este trastorno tienen sobrepeso u obesidad. Dado que la obesidad produce resistencia a la insulina, las personas obesas necesitan grandes cantidades de insulina para mantener una concentración normal de glucosa en la sangre.

Ciertos trastornos y algunos fármacos alteran la forma en que el organismo utiliza la insulina, lo que da lugar a una diabetes de tipo 2. Las elevadas concentraciones de corticoesteroides (debido a la enfermedad de cushing  o a la administración de corticoesteroides) y el embarazo (diabetes gestacional) son las causas más frecuentes de funcionamiento deficiente de la insulina. La diabetes también aparece cuando se produce una cantidad excesiva de hormona del crecimiento (acromegalia) y cuando existen ciertos tumores secretores de hormonas. Igualmente, la pancreatitis grave o recurrente y otros trastornos que dañan directamente el páncreas pueden producir diabetes.

 

Diabetes mellitus

Síntomas de diabetes

Los dos tipos de diabetes tienen síntomas muy parecidos.

Los primeros síntomas de la diabetes guardan relación con los efectos directos de la hiperglucemia (concentración alta de glucosa en sangre), e incluyen:

  • Aumento de la sed
  • Aumento de la micción
  • Aumento del hambre

La glucosa pasa a la orina cuando su concentración sanguínea aumenta de 160 mg/dL a 180 mg/dL. Si la concentración de glucosa en la orina alcanza valores incluso más altos, los riñones secretan una cantidad adicional de agua para diluir la abundancia de glucosa. Dado que los riñones producen demasiada orina, existe poliuria (micción abundante y frecuente), que, a su vez, provoca polidipsia (sed excesiva). Puede haber adelgazamiento debido a la pérdida excesiva de calorías en la orina. A modo de compensación, se siente un hambre exagerada.

Otros síntomas de diabetes son:

  • Visión borrosa
  • Somnolencia
  • Náuseas
  • Disminución de la resistencia durante el ejercicio

Diabetes tipo 1

En la diabetes de tipo 1, los síntomas suelen comenzar bruscamente y de modo notorio. A partir de ella, puede desarrollarse rápidamente un trastorno denominado cetoacidosis diabetica, una complicación grave en la que el cuerpo produce un exceso de ácido. Además de los síntomas habituales de la diabetes consistentes en la sed y la micción excesiva, los síntomas iniciales de la cetoacidosis diabética incluyen además náuseas, vómitos, fatiga y, sobre todo en los niños, dolor abdominal. La respiración se vuelve rápida y profunda, debido a que el organismo intenta corregir la acidez de la sangre (ver Acidosis), y el aliento tiene un olor afrutado y parecido al del producto utilizado para limpiar la laca de uñas. Sin tratamiento, la cetoacidosis diabética evoluciona hasta el coma y la muerte, a veces en cuestión de horas.

Tras el inicio de la diabetes tipo 1, algunas personas tienen una fase, larga pero temporal, en la que sus niveles de glucosa son casi normales (fase de luna de miel), debido a una recuperación parcial de la producción de insulina.

Diabetes de tipo 2

En la diabetes de tipo 2 puede no haber síntomas durante años o décadas antes del diagnóstico. Los síntomas son leves. Al principio, el aumento de la micción y de la sed es leve, pero empeora de forma gradual a lo largo de semanas o de meses. Finalmente, se siente una fatiga extrema, es probable que la visión sea borrosa y puede haber deshidratación.

A veces, durante las primeras fases de la diabetes, la concentración de glucosa en sangre es extremadamente baja, un trastorno denominado hipoglucemia.

Dado que en la diabetes de tipo 2 se produce algo de insulina, no suele desarrollarse cetoacidosis, ni siquiera si no se recibe tratamiento durante mucho tiempo. Sin embargo, la concentración de glucosa en sangre aumenta de forma considerable (a menudo, hasta más de 1000 mg/dL). Estas altas concentraciones suelen ser el resultado de algún tipo de estrés sobreañadido, como en el caso de una infección o de la ingesta de algún fármaco. Cuando los valores de glucosa en sangre son muy altos, aparece deshidratación grave, que puede ocasionar confusión mental, somnolencia y convulsiones, un trastorno denominado síndrome hiperglucemico hiperosmolar no cetocico. En la actualidad, la mayoría de los diagnósticos de diabetes de tipo 2 se deben a análisis rutinarios de glucosa en sangre que se realizan antes de que la hiperglucemia sea sumamente grave.

Complicaciones de la diabetes

La diabetes daña los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y por lo tanto se restrinja el flujo sanguíneo. Dado que los vasos sanguíneos de todo el cuerpo se ven afectados, las personas pueden presentar muchas complicaciones de la dabetes.  Muchos órganos pueden verse afectados, en particular los siguientes:

  • Cerebro, riesgo de accidente cerebrovascular
  • Ojos (retinopatía diabética), riesgo de ceguera
  • Corazón, riesgo de ataque al corazón
  • Riñones (nefropatía diabética), riesgo de insuficiencia renal
  • Nervios )neuropatía diabética); puede causar sensibilidad en los pies

Diagnóstico de la diabetes

  • Determinación de la concentración de la glucosa en la sangre (glucemia).

El diagnóstico de diabetes se basa en la presencia de concentraciones sanguíneas de glucosa (glucemia) inusualmente altas. Se lleva a cabo una detección sistemica, o cribado, dirigido a las personas consideradas de riesgo de diabetes, pero que no presentan síntomas.

¿Sabías que…?

·         Muchas personas tienen diabetes de tipo 2 sin saberlo.

Determinación de los niveles de glucosa en sangre

También se comprueba la glucemia si se refieren síntomas de diabetes, como aumento de la sed, de la micción o del apetito. De forma adicional, se mide la glucemia si existen trastornos que pueden ser complicaciones de la diabetes, como infecciones frecuentes, úlceras en los pies e infecciones por levaduras.

Para medir la glucemia, se obtiene una muestra de sangre en ayunas, es decir, sin haber comido nada desde la noche anterior. Sin embargo, es posible tomar muestras de sangre después de la comida. En este caso, se considera normal cierto aumento en la glucemia, pero incluso entonces los valores no deben ser muy altos. El valor de la glucemia en ayunas no debe superar los 126 mg/dL. Incluso después de comer, este valor no debe exceder los 200 mg/dL.

Hemoglobina A 1c

También se mide la concentración sanguínea de una proteína, la hemoglobina A1C (llamada hemoglobina glucosilada o glicosilada). La hemoglobina es una sustancia de color rojo, que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos (eritrocitos). Cuando la sangre está expuesta a hiperglucemia durante un tiempo, la glucosa se une a la hemoglobina y forma hemoglobina glucosilada. La concentración de hemoglobina A1C (fracción de la hemoglobina sujeta a A1C) refleja la tendencia de la glucemia a largo plazo y no su comportamiento ante cambios rápidos.

Medir la hemoglobina A1C permite diagnosticar la diabetes si el análisis se realiza en un laboratorio certificado (no con instrumentos domésticos ni en un consultorio privado). Si la concentración de hemoglobina A1C es del 6,5% o más, se padece diabetes, pero si la concentración se encuentra entre el 5,7% y el 6,4%, se diagnostica prediabetes.

Prueba de tolerancia oral a la glucosa

Se puede realizar otro tipo de análisis de sangre, una prueba de tolerancia oral a la glucosa, en ciertas situaciones, como cuando se efectúan pruebas de cribado de la diabetes gestacional  en mujeres embarazadas o si se trata de personas de edad avanzada que tienen síntomas de diabetes, pero cuya glucemia en ayunas es normal. No obstante, no es una prueba que se realice de forma rutinaria para detectar la diabetes, ni siquiera en las mujeres embarazadas con poco riesgo, ya que es muy engorrosa.

Consiste en obtener una muestra de sangre para medir la glucemia en ayunas y, a continuación, dar a beber al paciente una solución especial que contiene una cantidad alta y precisa de glucosa. Durante las 2 o 3 horas siguientes se obtienen varias muestras de sangre, que se analizan para determinar si la glucemia aumenta de forma anómala.

Pruebas de detección de la diabetes

A menudo, la glucemia se comprueba en el transcurso de una exploración física periódica. La comprobación anual de la glucemia es especialmente importante a edad avanzada, ya que la frecuencia de la diabetes aumenta en este grupo etario. Es posible tener diabetes, en particular del tipo 2, e ignorarlo.

No existen pruebas rutinarias para la detección de la diabetes tipo 1, pero es particularmente importante hacer las pruebas de detección en personas con riesgo de diabetes tipo 2, incluyendo:

  • Personas de más de 45 años de edad
  • Personas con sobrepeso
  • Personas con la presión arterial alta y/o un trastorno de los lípidos, como el colesterol alto
  • Personas con antecedentes familiares de diabetes
  • Mujeres que presentaron diabetes durante el embarazo o tuvieron un bebé que pesó más de 4 kg al nacer
  • Personas de ascendencia afroamericana, nativa americana, latinoamericana o asiático-americana.

Las personas con estos factores de riesgo deben ser examinadas para descartar la presencia de diabetes al menos una vez cada tres años. El riesgo de diabetes se puede estimar usando calculadoras de riesgo en línea. Los médicos pueden medir los niveles de hemoglobina A1C y de glucosa en sangre en ayunas, o hacer una prueba de tolerancia oral a la glucosa. Si los resultados de las pruebas están en la frontera entre lo normal y lo anormal, los médicos hacen las pruebas de detección más a menudo, al menos una vez al año.

Tratamiento de la diabetes

  • Dieta
  • Ejercicio
  • Educación
  • En la diabetes tipo 1, inyecciones de insulina
  • En la diabetes tipo 2, a menudo fármacos de administración oral, y, a veces, inyecciones de insulina

La alimentación, el ejercicio y la educación son los pilares del tratamiento de la diabetes y, a menudo, las primeras recomendaciones que se dan cuando se diagnostica diabetes leve. Si la glucemia es muy alta o se padece diabetes de tipo 1 (sin importar el valor de la glucemia), es necesario tomar medicamentos.

Puesto que es menos probable que aparezcan complicaciones de la diabetes si la glucemia se controla de forma estricta, el objetivo del tratamiento consiste en mantener los valores glucémicos dentro del intervalo normal tanto como sea posible.

El tratamiento de la hipertensión arterial y de las concentraciones altas de colesterol, que contribuyen a causar problemas circulatorios, también evita algunas de las complicaciones de la diabetes. Una dosis baja de aspirina (ácido acetilsalicílico) a diario también ayuda a reducir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.

Es útil llevar o usar una identificación médica (como una pulsera o una etiqueta) para alertar a los profesionales de la salud de que se padece diabetes. De esta forma, pueden administrar de inmediato un tratamiento para salvar la vida, sobre todo, en caso de traumatismos o de alteraciones del estado mental.

La cetoacidosis diabética y el síndrome hiperosmolar no cetosico constituyen una urgencia médica, porque pueden causar coma y la muerte. El tratamiento es similar para ambos y se centra en la administración de líquidos intravenosos e insulina.

Objetivos del tratamiento de la diabetes

Los expertos recomiendan que las personas mantengan sus niveles de glucosa en sangre

  • entre 70 y 130 mg/dL en ayunas (antes de las comidas)
  • Por debajo de 180 mg/dL 2 horas después de las comidas

La concentración de hemoglobina A1c debe ser inferior al 7%.

Dado que un tratamiento agresivo para lograr lo anterior aumenta el riesgo de que la glucemia baje demasiado (hipoglucemia), estos objetivos se modifican en los casos en que no es deseable que aparezca hipoglucemia, como en las personas de edad avanzada.

Otros objetivos consisten en mantener la presión arterial sistólica por debajo de 140 mm Hg y la presión arterial diastólica inferior a 80 mm Hg. La concentración sanguínea de las lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol «malo») debe mantenerse por debajo de 100 mg/dL.

Tratamiento general de la diabetes

Si se padece diabetes, es muy beneficioso leer información sobre este trastorno y entender que tanto la alimentación como el ejercicio influyen en la glucemia, además de conocer la manera de evitar complicaciones. El personal de enfermería que haya recibido formación en diabetes puede informar sobre la alimentación, el ejercicio, el control de la glucemia y el tratamiento farmacológico.

Si se padece diabetes, se debe dejar de fumar y consumir solo cantidades moderadas de alcohol (hasta una bebida al día en el caso de las mujeres y dos en el de los hombres).

Dieta para personas con diabetes

La alimentación es muy importante en ambos tipos de diabetes mellitus, por lo que es recomendable alimentarse de forma sana y equilibrada y esforzarse por mantener un peso saludable. Si se padece diabetes, es muy beneficioso acudir a un nutricionista o a un experto en diabetes que ayude a elaborar un plan de alimentación óptimo. Dicho plan incluye evitar los azúcares simples, aumentar la cantidad de fibra que se consume, limitar los alimentos grasos (sobre todo, las grasas saturadas) y con gran contenido de carbohidratos, y evitar intervalos largos entre las comidas a fin de prevenir la hipoglucemia, sobre todo si se toma insulina. La American Diabetes Association ofrece muchos consejos útiles sobre los tipos de dieta (tips on diet), incluyendo recetas. Aun cuando las personas afectadas siguen una dieta correcta, también se recetan fármacos que ayudan a controlar la concentración de colesterol en sangre.

Si se logra mantener un peso adecuado a pesar de padecer diabetes de tipo 1, se pueden evitar las dosis altas de insulina. Si se mantiene un peso saludable en presencia de diabetes de tipo 2, se puede llegar a evitar todo tratamiento farmacológico. En los casos en los que no se ha podido adelgazar mediante la alimentación y el ejercicio, se pueden administrar fármacos para adelgazar o incluso realizar una intervención quirúrgica bariátrica (de reducción gástrica).

Ejercicio para personas diabéticas

Practicar una cantidad adecuada de ejercicio contribuye a controlar el peso y mantener una glucemia adecuada. Dado que la glucemia disminuye durante el ejercicio, se debe estar alerta por si aparecen síntomas de hipoglucemia. En ocasiones, al practicar ejercicio durante un tiempo prolongado, es necesario tomar un pequeño aperitivo, disminuir la dosis habitual de insulina, o ambos. Si se padece diabetes, se debe dejar de fumar y consumir solo cantidades moderadas de alcohol (hasta una bebida al día en el caso de las mujeres y dos en el de los hombres).

Tratamiento farmacológico de la diabetes

Existen muchos fármacos utilizados para tratar la diabetes. Las personas con diabetes tipo 1 requieren inyecciones de insulina para reducir los niveles de glucosa en la sangre. La mayoría de las personas con diabetes tipo 2 necesitan medicamentos por vía oral para reducir los niveles de glucosa en sangre, pero algunas también requieren insulina.

Supervisión del tratamiento de la diabetes

Controlar la glucemia es una parte esencial del tratamiento antidiabético. Para ello, es necesario cambiar la alimentación, practicar ejercicio y tomar medicamentos. Supervisar la glucemia proporciona la información que se necesita para realizar estos cambios. Resulta muy perjudicial esperar a que aparezcan síntomas de hipoglucemia o de hiperglucemia.

Muchos factores provocan cambios en la glucemia:

  • Alimentación
  • Ejercicio
  • Estrés
  • Enfermedades
  • Fármacos
  • Distintos momentos del día

La glucemia puede dispararse después de comer alimentos con muchos carbohidratos sin que se fuera consciente de su contenido. El malestar psíquico, las infecciones y muchos fármacos tienden a provocar hiperglucemia. En común que la glucemia sea más alta en las primeras horas de la mañana debido a la liberación normal de hormonas (hormona del crecimiento y corticoesteroides), una reacción denominada fenómeno del alba o del amanecer. La glucosa en sangre aumenta de forma significativa cuando el organismo libera determinadas hormonas en respuesta a una hipoglucemia (efecto de Somogyi). El ejercicio puede disminuir considerablemente la glucemia y, por tanto, requerir una ingestión adicional de carbohidratos.

Control de los niveles de glucosa en la sangre (glucemia)

La glucemia se mide fácilmente en casa o en cualquier lugar. La mayoría de los dispositivos de medición (glucómetros) requieren una gota de sangre que se obtiene pinchando la punta del dedo con una pequeña lanceta. Esta lanceta tiene una aguja minúscula con la que se pincha el dedo o que puede alojarse en un dispositivo con un resorte que la introduce en la piel de manera más fácil y rápida. En general, se considera que el pinchazo solo causa molestias mínimas. Después, se coloca una gota de sangre en una tira reactiva. En respuesta a la glucosa, la tira reactiva experimenta algunos cambios químicos.

Un pequeño aparato lee estos cambios e informa del resultado en un monitor digital. La mayoría de estos aparatos calculan cuánto dura la reacción y leen el resultado de forma automática. Algunos dispositivos permiten que la muestra de sangre se obtenga de otros lugares, como la palma de la mano, el antebrazo, el brazo, el muslo o la pantorrilla. Son más pequeños que una baraja de naipes.

En los sistemas de monitorización continua de la glucosa (MCG) se coloca un pequeño sensor de glucosa debajo de la piel. El sensor mide la glucemia cada pocos minutos y muestra los resultados en la pantalla de un pequeño monitor de cinturón que se transporta como si fuera un teléfono móvil o celular; además, registra los resultados para su revisión posterior. Se pueden configurar alarmas en el sistema de MCG para que suenen cuando los valores de la glucemia bajen o suban demasiado, de manera que se puedan detectar con rapidez posibles cambios preocupantes en la glucemia. Las desventajas de este dispositivo consisten en que debe calibrarse varias veces al día con los resultados de un análisis de sangre realizado con un glucómetro, que a veces irrita la piel y que es algo grande. Además, dado que los resultados no son lo suficientemente fiables para guiar el tratamiento, sigue siendo necesario medir la glucosa mediante un pinchazo en el dedo antes de inyectar insulina.

No se ha demostrado que los sistemas de MCG sean mejores que los medidores de glucosa por punción por sí solos. Por otra parte, dado que sigue siendo necesario medir la glucosa de esta forma, no es útil en la mayoría de los casos con diabetes. No obstante, son útiles en determinadas circunstancias, como cuando la glucemia cambia de manera rápida y frecuente (sobre todo, si en ocasiones los valores pueden llegar a ser muy bajos) en presencia de diabetes de tipo 1, y estos cambios se detectan con dificultad en la prueba de punción en el dedo.

En la mayoría de los casos, se debe llevar un registro de la glucemia e informar al médico o al personal de enfermería, quienes asesorarán sobre la mejor forma de adaptar la dosis de insulina o del antihiperglucemiante oral. Por lo general, se aprende a ajustar la dosis de insulina por cuenta propia cuando sea necesario.

Aunque se pueden realizar análisis de orina para detectar la presencia de glucosa, no es un buen método para supervisar el tratamiento ni para ajustarlo. Los análisis de orina pueden conducir a error porque es probable que la cantidad de glucosa en la orina no refleje la concentración de glucosa en sangre en un determinado momento. La glucemia puede disminuir o aumentar notablemente sin que se detecte ningún cambio en los niveles de glucosa en la orina.

Hemoglobina A 1C

El tratamiento se supervisa mediante un análisis de sangre denominado determinación de la hemoglobina A1C (fracción de la hemoglobina sujeta a glucosilación). Si existe hiperglucemia, los cambios se detectan en la hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno en la sangre. Estas alteraciones son directamente proporcionales a la glucemia durante un periodo prolongado. Cuanto mayor sea la concentración de hemoglobina A1C, más elevados han sido los niveles de glucosa. De este modo, a diferencia de la medición de glucosa en la sangre que revela el valor en un momento determinado, la medición de la hemoglobina A1C pone de manifiesto si se ha controlado la glucemia en los meses anteriores.

Cuando se padece diabetes, el objetivo consiste en alcanzar un nivel de hemoglobina A1C inferior al 7%. Alcanzar este nivel es difícil, aunque cuanto más bajo sea el valor de la hemoglobina A1C, menor es la probabilidad de sufrir complicaciones. Los valores superiores al 9% denotan un escaso control, y los que son superiores al 12% muestran un control muy deficiente. Se suele recomendar que la hemoglobina A1C se mida cada 3 a 6 meses. La fructosamina, un aminoácido que se ha unido con la glucosa, también es útil para medir la glucemia durante unas pocas semanas, y se suele utilizar cuando los resultados de la hemoglobina A1C no son fiables, como en los casos en los que existen formas anómalas de hemoglobina.

Tratamientos experimentales de la diabetes

Se están llevando a cabo tratamientos experimentales muy prometedores para la diabetes de tipo 1. Uno de ellos consiste en trasplantar células productoras de insulina en el interior de algunos órganos. Este procedimiento no se realiza aún como tratamiento rutinario, ya que es necesario administrar algunos inmunosupresores para evitar que el organismo rechace las células trasplantadas. Las técnicas más recientes pueden lograr que no sea necesario inhibir el sistema inmunitario.

 

PIE DIABETICO

El pie diabetico, un complejo de cambios metabolicos, estructurales que se llevan a cabo para para su aparicion, es un proceso que se presenta en condiciones de hiperglucemia(glucosa alta), insuficiencia de nutricentes vasculares que esten adecuadamente llegando a las vias arteriales distales, asi como una disminucion de funciones neurologicas que hacen de una lesion, un cambio significativo en toda la estructura del pie, esta tambien asociada a una diabetes que se acompañe de hipertensión arterial, hipercolesterolemia, que provocan un daño en los vasos y nervios que pueden producir complicaciones a medio-largo plazo.

En estos pacientes presentan la disminución de la sensibilidad y la mala circulación del pie, prsentando sintomatologia como claudicacion intermitente, que es una sintomatologia temprana de insuficiencia arterial periferica, y se vuelve mas complicado cuando esta se acompaña de dolor en reposo, que pueden derivar en la formación de una úlcera, algunas veces graves, y que es la principal causa de un cateterismo, y si esta no resuelve el problema vascular, puede terminar en una amputación.

La mayoría de las heridas son causadas por una disminución de la sensibilidad del pie y surgen en la planta o en las zonas cercanas al hueso, como los nudillos de los dedos.

En el caso de que un paciente observe una úlcera, deberá acudir lo antes posible al especialista. No únicamente para curarla, sino para diagnosticarla y diseñar un tratamiento personalizado lo más adecuado a su caso. en su mayoria, la ulceras se solocionan con curaciones, sin embargo, un numero reducido de 1/3 de la poblacion requieren intervencion endoarterial debido a un colapso en la vasculatura periferica, necesidad casi obligada de realizar debido a que la condicion de una ulcera que al final, no sana, debe realizarce exploracion vascular y permeabilizar su trayecto para un mejor resultado.

Datos y cifras sobre diabetes mellitus
  • En el mundo hay más de 347 millones de personas con diabetes1.
  • Se calcula que en 2004 fallecieron 3,4 millones de personas como consecuencias del exceso de azúcar en la sangre.
  • Más del 80% de las muertes por diabetes se registran en países de ingresos bajos y medios.
  • La OMS prevé que las muertes por diabetes se multipliquen por dos entre 2005 y 2030.
  • La dieta saludable, la actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal normal y la evitación del consumo de tabaco pueden prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición.


Endocrinologia y Nutrición

resistencia a la insulina logo

Ciertas variables desempeñan papeles importantes en las probabilidades de que una persona sufra enfermedades cardiovasculares. Estas variables se denominan «factores de riesgo». Algunos de estos factores de riesgo cardiovascular se presentan juntos en ciertas personas. Esta conjunción de factores de riesgo se denomina «síndrome metabólico». El síndrome metabólico también se denomina «síndrome de Reaven», «síndrome de resistencia a la insulina» o «síndrome metabólico X».

Las personas con síndrome metabólico tienen una conjunción de los siguientes factores de riesgo:

  • Obesidad central
  • Diabetes
  • Niveles elevados de triglicéridos y niveles bajos de lipoproteínas de alta densidad
  • Presión arterial alta

La gente con síndrome metabólico tiene un mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco o una enfermedad arterial coronaria.

¿Cuál es la causa del síndrome metabólico?

Los investigadores creen que el síndrome metabólico es una enfermedad genética, es decir, que se transmite en los genes de una familia, de una generación a la siguiente.

En las personas que padecen de enfermedades que se caracterizan por la resistencia a la insulina, tales como la diabetes y la hiperinsulinemia, son mayores las probabilidades de tener síndrome metabólico. La diabetes es una enfermedad en la que el organismo no puede producir ni responder bien a la hormona insulina. La hiperinsulinemia es una enfermedad en la que se bombean grandes cantidades de insulina a la corriente sanguínea.

Cuando hay mucha insulina en la corriente sanguínea se aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, porque la insulina:

  • Eleva los niveles de triglicéridos.
  • Reduce los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL o «colesterol bueno»).
  • Eleva los niveles de lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol malo»).
  • Hace más difícil que el organismo elimine las grasas de la sangre después de comer.
  • Eleva la presión arterial.
  • Aumenta el riesgo de que se formen coágulos.

Tanto como un 10 a un 30 por ciento de estadounidenses tiene algún grado de resistencia a la insulina.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome metabólico y cómo se diagnostica esta enfermedad?

Los pacientes que tienen síndrome metabólico rara vez presentan síntomas. Sin embargo, ciertos signos pueden conducir al médico al diagnóstico del síndrome metabólico.

Los médicos pueden revisar los niveles de colesterol HDL y triglicéridos, la presión arterial y el peso corporal, que son signos de advertencia del síndrome metabólico. También pueden realizarse análisis de sangre para medir los niveles de glucosa e insulina en la sangre.

¿Cómo se trata el síndrome metabólico?

El Puesto que el síndrome metabólico es un conjunto de afecciones, el tratamiento se inicia abordando las afecciones subyacentes. Por lo tanto, si el paciente tiene diabetes, hiperinsulinemia, colesterol alto o presión arterial alta, debe ponerse en manos de un médico para controlar estas enfermedades. Hacer ejercicio y bajar de peso son fundamentales para mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la presión arterial y los valores de colesterol.

En ciertas ocasiones, el síndrome metabólico se puede tratar con medicamentos, pero el médico le pedirá al paciente que haga modificaciones en su estilo de vida, entre ellas, consumir una alimentación adecuada, evitar los dulces, dejar de fumar y consumir menos alcohol.

cuanto tiempo cree usted que tenia presentando cambios importantes en el metabolismo de su glucosa, hasta el momento que se llega a tener la diabetes?

Sabe Usted desde cuando tiene diabetes?

Los estudio actualmente demuestran que el aparecimiento súbito de una glucosa, no es el fenómeno mas importante del aparecimiento de la diabetes, hay factores determinantes que ya vienen cambiando desde hace ya un buen tiempo, algunos autores consideran entre 7.5 a 10 años de trastornos de la glucosa, el receptor de insulina, la necesidad de distribución de la misma, y su captación, así como disminución de la función, que es uno de los factores que conllevan el aparecimiento temprano de la diabetes.

la consideración de los fenómenos cambiantes en el aparecimiento de la diabetes, ha estado desde hace mucho tiempo ligada a los cambios actuales en el estilo de vida, hace 50 años, la población hacia un consumo de fibras de alrededor de 50%, sin embargo la industrialización, la comida rápida, y el tiempo de trabajos, cambios de horarios, servicios nocturnos, y condiciones

de climas extremos, has hecho que las condiciones bioquímicas del aparecimiento de la diabetes se lleven a cabo en un tiempo aproximadamente corto, lo que hace que la enfermedad tenga un aparecimiento temprano, en la población mucho mas joven que hace unos 50 años.

los cambios en el estilo de vida no son nuevos en la fase diagnostica de la diabetes, uno de los pilares fundamentales es una buena dieta, considerándose así, la no supresión de un «tiempo de comidas», y mucho menos cambiando los horarios alimentarios, ya que ello conlleva acortamientos en los tiempos de alimentación, lo que conlleva una secreción sostenida de insulina, hormona anabólica por excelencia, que formara tejido de todo tiempo de energía alimentaria consumida.

el ejercicio es uno de los elementos mas controladores del metabolismo de los carbohidratos, con ello, las sensibilidad de la fusión de la insulina llega a ser similar a la estimulación de la insulina en individuos normales.

 

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